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Opinión: es el momento ideal para los pibes de Boca

Una de las obsesiones de la gestión Juan Román Riquelme es restaurar la formación y promoción de jugadores, y la camaradería entre profesionales y amateurs, y entre hombre y mujeres.

Es una estrategia inteligente de dos cabezas. Por un lado, se intenta afianzar una cultura de la integración entre diferentes niveles de actividades con el objetivo de crear una mística de pertenencia, algo que en la gestión Daniel Angelici se reemplazó por el consumismo. Por el otro, se trabaja en el valor agregado de los jóvenes que, como bien sabe el mercado internacional del fútbol, tiene en las promesas argentinas un preciado bien de extracción.

Así fue que durante los mandatos técnicos de Miguel Russo y Seba Battaglia vimos desfilar el casting de jóvenes estrellas más grande de los últimos tiempos. Sández, Weigandt, Barco, Valentini, Taborda, Zeballos, Vázquez, Medina, Molinas, Varela, Montes, Equi Fernández, Obando son sólo algunos de los nuevos nombres de esta Guía Telefónica del Futuro y, posiblemente, el yacimiento que podría sostener el porvenir inmediato.

Decimos inmediato porque estos jugadores en pleno ascenso están en la cumbre de su deseo personal. ¿Cuándo, si no alrededor de los 20 años, un futbolista lo da todo por sus sueños? Es el momento de acompañarlos hacia el escenario donde cada uno de ellos sabrá quién es bajo la presión de una camiseta que tiene bastante de compactadora.

Román sabe de qué se trata…

Hoy, como quizás nunca antes, el fútbol es un juego de jóvenes. Se requiere de ellos la prestación física de sus carrocerías 0km y, también, un acompañamiento institucional para que puedan templar su carácter y su talento. La formación de un jugador es una larga horneada, de la que Riquelme algo sabe. Basta recordar su aplomo cuando tomaba la pelota a los veinte años. Su triunfo estuvo en el talento fuera de serie, y en la mirada de Carlos Bianchi desde el banco, que nada tenía que envidiarle al padre que sigue con atención los pasos del niño que aprende a caminar solo.

Fuente: Olé

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