A los 35 años, sin experiencia previa en gestión pública y criado en cuna de oro, Daniel Noboa asumió el jueves pasado la presidencia de Ecuador. En un discurso de investidura corto y pragmático, el mandatario más joven en la historia del país latinoamericano llamó a combatir la violencia y la miseria en los 18 meses que durará su mandato, en los que además deberá lidiar con la inestabilidad política. Noboa fue elegido para terminar el mandato inconcluso del saliente Guillermo Lasso, quien en mayo disolvió el Congreso dando paso a elecciones anticipadas para gambetear un juicio político por corrupción. Una situación compleja en la Asamblea Nacional, donde el correísmo es la primera fuerza, los primeros roces del presidente con su vice Verónica Abad y un gabinete todavía inconcluso marcan un escenario de gran incertidumbre.
Según el investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), Andrés Chiriboga, la situación del país demandará al nuevo gobierno resultdos rápidos.»Pasado el periodo de gracia que siempre otorgan los votantes a un mandatario entrante, Noboa tendrá que mostrar resultados rápidamente. La disponibilidad de recursos fiscales es muy restringida. En materia de seguridad, particularmente, el tiempo es demasiado corto para mostrar resultados tangibles«, expresó en diálogo con Página/12. Por su parte Saudia Levoyer, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, remarcó que los grandes desafíos de Noboa son cuatro: déficit fiscal, seguridad, empleo y seguridad social. «Sin embargo en su discurso sólo habló de seguridad y empleo. No ha hecho ningún anuncio específico por lo que se debe esperar para ver hacia dónde girará su trabajo«, remarcó Levoyer.
Al vincular los problemas de inseguridad que atraviesa Ecuador con el desempleo, Noboa dijo en su asunción que creía «en un Estado cuyo primer objetivo es reducir la violencia y convertir el progreso en una costumbre», destacando que «para combatir la violencia hay que abordar la desocupación». Entre 2018 y 2022 la tasa de homicidios se cuadriplicó y trepó a 26 asesinatos cada 100 mil habitantes. Noboa recibirá un sistema carcelario en llamas, donde los choques entre organizaciones dejan más de 460 muertos desde 2021. El joven empresario prometió militarizar las fronteras, aumentar la instalación de cámaras de seguridad y construir cárceles seguras en alta mar.
¿Ajuste a las masas o a la oligarquía?
Más de 323 mil ecuatorianos son desempleados según datos oficiales, y más del 50 por ciento del trabajo es informal. La pobreza, incluida la extrema, afecta al 38 por ciento de acuerdo a cifras oficiales. Para impulsar la economía Noboa realizó giras por Estados Unidos y Europa para atraer inversiones y préstamos, aunque prometió que va equilibrar el cumplimiento de las obligaciones de la deuda externa, que asciende a unos 47,4 mil millones de dólares, con las necesidades del pueblo ecuatoriano.
Chiriboga recuerda que Noboa proviene de un grupo oligárquico tradicional, algo que no invita a pensar en medidas heterodoxas. «Una medida rápida de recaudar fondos para financiar la inversión pública e inyección de liquidez a la economía sería cobrarles las deudas a los grandes grupos económicos, incluyendo al suyo mismo que son grandes deudores y evasores de impuestos. Otra opción sería revertir legalmente las restricciones a los mecanismos de autofinanciamiento del Estado que puso en marcha el expresidente Lenin Moreno para cumplir con compromisos con el FMI y los grupos financieros», remarcó el sociólogo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, para quien el presidente «tiene que pelearse con su clase, los acreedores de deuda, el FMI y la banca, o tendrá que ajustar más a las mayorías«.
Dudas y roces en el gabinete
Después de asumir la jefatura de Estado en una ceremonia de investidura celebrada en la Asamblea Nacional, Noboa designó a 16 ministros y dejó en el aire cuatro carteras: Interior, Economía y Finanzas, Mujer y Derechos Humanos y Telecomunicaciones y Sociedad de la Información. Noboa indicó que para el domingo espera tener un completo un gabinete que hasta el momento se destaca por la paridad (ocho mujeres y ocho hombres) y, especialmente, por la juventud de algunos de sus integrantes.
En el discurso inaugural del mandatario, Chiriboga observó «un riesgo de soberbia, prepotencia y mucho desconocimiento en decisiones y nombramientos críticos». La vicepresidenta Verónica Abad no asistió al almuerzo oficial organizado en el palacio presidencial de Carondelet luego de la investidura para comer en un mercado de Quito en el que fue recibida por las vendedoras. Al ser consultada por los periodistas Abad aseguró: «Nuestro festejo está con el pueblo ecuatoriano». Apenas horas después Noboa la envió a Tel Aviv para que sea «colaboradora para la paz y precautelar el escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina».
En esa línea, continúa Chiriboga, el nuevo presidente nombró un gabinete con muchas figuras frescas pero de muy poca experiencia. «Su ministro de Defensa Giancarlo Loffredo, por ejemplo, es un influencer de tiktok experto en artes marciales que da consejos de defensa personal. Esperemos que nos sorprenda gratamente, pero de momento sus primeras declaraciones muestran nerviosismo y desconocimiento sobre la cartera de Estado y el rol que debería cumplir en materia de lucha contra la inseguridad».
Tejer alianzas en el Congreso
Daniel Noboa fue diputado electo en 2021 pero los ecuatorianos conocían más ese apellido por su padre, el millonario exportador de bananas Álvaro Noboa, quien fue candidato presidencial y fracasó en cinco ocasiones. Noboa no cuenta con mayoría en la Asamblea Nacional, donde su coalición tiene apenas 13 de 137 bancas. La semana pasada se alió con la Revolución Ciudadana (principal fuerza con 51 bancas) y el derechista Partido Social Cristiano (con 18 bancas). De ellos espera el apoyo para impulsar sus reformas.
«La prueba será cuando envíen leyes desde el gobierno», advirtió a este diario Levoyer, quien agregó: «El Partido Social Cristiano ha dicho por 20 años no a los impuestos. La Revolución Ciudadana tiene entre sus prioridades amnistía o indultos o cualquier salida que permita quitar los procesos a su cúpula. Cuando hagan alguna nueva acción en esa línea se sabrá con claridad el rol que tome cada espacio». Por su parte Chiriboga manifestó: «Con esto Noboa se anota un punto ante el escrutinio público ya que da señal de poder generar unidad y bajar las tensiones entre los políticos. La gente está harta de eso y fue una de las cartas de presentación de Noboa en campaña. Ahora Noboa y el Partido Social Cristiano tienen al presidente de la Asamblea, controlan las comisiones económicas del Parlamento y si las cosas llegasen a trabarse en el pleno, el mandatario cuenta con el poder de veto que le da la Constitución».
El papel de la Revolución Ciudadana
El ascenso de Noboa fue sorprendente en unas elecciones anticipadas que estuvieron marcadas por una inusitada violencia política que incluyó el asesinato de uno de los candidatos a la presidencia, Fernando Villavicencio. Noboa se metió en el balotaje gracias a su correcto desempeño en el debate presidencial previo a la primera vuelta y su pragmatismo para evitar caer en los lugares comunes de la derecha. El correísmo, aún derrotado en las presidenciales, conserva un importante volumen político convertirse en la primera fuerza en la Asamblea Nacional y gobernar los departamentos más importantes del país.
Levoyer recuerda que la agenda política de la Revolución Ciudadana no ha variado en estos últimos meses. «No se sabe cuánto tiempo más están dispuestos a esperar por traer a sus líderes. Creo que saben que si no se renuevan tampoco tienen mucho margen de acción. Mucho de lo que quiera hacer el nuevo presidente debe hacerlo rápidamente. En febrero se convoca de nuevo a elecciones y todos quieren postularse», remarcó la docente e investigadora.
Para Chiriboga no puede despreciarse el voto duro que conserva el partido luego de años de proscripción y persecución. Pero ese capital, advirtió Chiriboga, es insuficiente para volver a conquistar la presidencia y en ese sentido explicó: «Los sectores del voto que rechazan la polarización y que ven en lo nuevo, el éxito personal una opción para resolver sus problemas, le son distantes a la Revolución Ciudadana. En estos últimos años el movimiento del expresidente Correa no ha sabido conectar con esos sectores mientras hace una apuesta dura al pasado exitoso. La Revolución Ciudadana tiene el reto de no resquebrajarse y reinventarse sin deformar o simplemente abandonar su esencia».
Fuente: Página 12