«American Robotics», radicada en Gualeguaychú, realizó el diseño de un prototipo de vehículo no tripulado con el objetivo de brindar apoyo y seguridad a los expertos. Bautizado «Skúa» como el ave antártica, está equipado con sensores que le permiten detectar grietas cubiertas por la nieve y trazar caminos seguros.
Una empresa tecnológica de la localidad entrerriana de Gualeguaychú desplegará este verano en bases antárticas de Argentina el nuevo prototipo de un vehículo no tripulado, concebido para ayudar a los investigadores a moverse con seguridad en el continente blanco y colaborar con sus tareas logísticas y científicas, se informó.
Bautizado «Skúa» como el ave antártica, este Vehículo Terrestre No Tripulado (UGV, por sus siglas en inglés) está equipado con sensores que le permiten detectar grietas cubiertas por la nieve y trazar caminos seguros, sus sensores meteorológicos colaboran con el registro de datos científicos de diversas investigaciones y además se lo dotó de una inteligencia artificial que le permitiría llevar adelante de forma autónoma tareas como el relevamiento de las poblaciones de pingüinos.
De Entre Ríos al mundo
«American Robotics» es una empresa entrerriana integrada por 18 tecnólogos y desarrolladores que durante el verano pasado pusieron a prueba en las bases Marambio y Esperanza al primer prototipo del «Skúa», que mide cerca de 1,40 metros de largo, 0,70 de ancho y 1,40 de alto, y pesa cerca de 300 kilos.
Los aprendizajes de esos ensayos llevaron al desarrollo del «Skúa II» que tendrá su debut en el continente blanco durante el próximo verano y será bastante más grande que su antecesor con cerca de 2,10 metros de largo, 1 de ancho y 1,70 de alto, con un peso cercano a los 600 kilos.
«El ‘Skúa’ fue diseñado para liderar las caravanas mientras monitorea la superficie con sus sensores para identificar grietas ocultas, y en caso que encuentre este tipo de peligros trazar una ruta alternativa que sea segura»Sebastián Mirich
Este nuevo modelo aumentará su autonomía agregando un generador a combustible que extienda su autonomía eléctrica de 8 horas, dispondrá de plataformas que faciliten colocarle cargas y también incluye ganchos para que pueda ser transportado de una base a otra colgándolo debajo de los helicópteros.
Sebastián Mirich, titular de «American Robotics», afirmó en diálogo con Télam que «desde hace unos tres años que veníamos trabajando en el desarrollo de vehículos no tripulados para tareas de seguridad corporativa como vigilancia de complejos industriales, barrios cerrados, o campos; vimos que se habría un campo de necesidades en las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas y comenzamos el desarrollo de una plataforma híbrida que pueda atender ambos grupos de necesidades».
El desarrollador sostuvo que «el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar) tomó contacto con nosotros hace unos dos años con la necesidad de un vehículo no tripulado, que pueda acompañar las expediciones en la Antártida para ir detectando grietas que pueden tener más de cien metros de profundidad y que pueden ser cubiertas por una nevada, lo que expone al personal a caer en cualquiera de ellas con sus vehículos y todo como lamentablemente sucedió en alguna oportunidad».
«El ‘Skúa’ fue diseñado para liderar las caravanas mientras monitorea la superficie con sus sensores para identificar grietas ocultas, y en caso que encuentre este tipo de peligros trazar una ruta alternativa que sea segura», añadió.
Mirich destacó que «los múltiples sensores de temperatura, partículas de carbono en el aire y otros parámetros ambientales integrados en este vehículo también suman esos registros a las investigaciones científicas, mientras que en estos momentos estamos alimentando a la inteligencia artificial con numerosas imágenes de pingüinos para que este robot pueda facilitar el monitoreo de las poblaciones de estas aves que en la actualidad es llevado adelante por observadores humanos con cuentaganado».
«Haber llevado la primera versión del ‘Skúa’ a la Antártida durante el verano pasado nos permitió corregir varios aspectos del diseño como hacerlo un 50 por ciento más grande, ensanchar sus orugas, aumentar su ángulo de despeje, mejorar el sistema de calefacción interno, y hacerlo aerotransportable entre otras mejoras, todo esto es posible porque es una plataforma totalmente autóctona desde el diseño hasta la matricería y el software; el motor y los sensores son importados por una cuestión de escala pero el proyecto es completamente nacional», destacó.