Venir a jugar a la Selección

Cuando se habla del compromiso de los jugadores con la Selección, muchos recuerdan rápidamente que son atletas de elite, privilegiados, que cobran fortunas, viajan en primera clase y paran en hoteles cinco estrellas. Es cierto, y no lo olvidamos.

Lo que con frecuencia no recordamos es que los tipos no vienen a un cumpleaños: se trasladan 15.000 kilómetros, cambian de huso horario, cambian sus hábitos y tiempos de alimentación y descanso. En el continente tienen al menos otro viaje, que con suerte es a Montevideo pero puede ser a Guayaquil, La Paz o el desierto de Calama, donde nos quiere recibir Chile. Hasta dentro del país, a veces espera otro viaje al Interior.


De Paul festeja el triunfo del Aleti. Simeone lo guardó una hora en el banco (EFE / ZIPI).

Hay que jugar dos partidos de intensidad sudamericana, una de las eliminatorias más duras, friccionadas, raspadas, violentas del mundo. Y después, nuevo cruce del Atlántico mediante, llegan a sus clubes, donde los técnicos prepararon sus partidos sin contar con ellos y a veces no los ponen, o los ponen un ratito y los reemplazan.

Paredes salió exhausto al final del partido del PSG; a Dybala ni lo alinearon en Juventus vs. Lazio; a Cuti Romero lo saca del partido del Tottenham, hoy vs. Leeds, la lesión que sufrió contra Brasil; a De Paul, Simeone lo guardó sentado una hora antes de mandarlo a la cancha vs. Osasuna.

Lesionado ante Brasil, Cuti Romero no puede jugar en Tottenham (Reuters / Agustín Marcarian).

Lesionado ante Brasil, Cuti Romero no puede jugar en Tottenham (Reuters / Agustín Marcarian).

Arriesgan sus puestos dentro de planteles muy dotados, dejando su lugar a otras figuras que compiten con ellos. Se indisponen con sus patrones, esos que les pagan sus grandes salarios y cada vez los presionan más para que no vengan a jugar por su país. Hasta quedan expuestos ante la afición.

A la hora de mensurar la entrega de estos jugadores y su identificación con la celeste y blanca, no pensemos solo en lo que ganan por venir a defenderla, sino también en lo que arriesgan y pierden.

Fuente: Olé

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